Final Fantasy IX, fragmento
Con los tonos de sepia y naranja
y con aguas de endeble acuarela
representan un barco que vuela
y cuidad de futuro y pasado.
Y la urbe de viejo ladrillo
se levanta gloriosa y sultana
alojando a la plebe lozana
a los pies del celeste estrellado.
Pintoresca la plebe, sin duda,
que reside en la villa alejandra,
pues dragona de azul escafandra
es normal encontrarte a tu lado.
Si la encuentras, conoce su nombre:
de Burmecia proviene y se llama
doña Freyja Creciente la dama,
sin igual en destreza y estado.
De bermejo se viste y de cuero,
con cabellos de prístina plata
y que armada con lanza combata
es costumbre que no ha abandonado.
Junto a ella residen dispares,
singulares y atípicas gentes,
aunque el reino ha formado los puentes
por que tal variedad se ha juntado.
Y la reina del reino prosigue,
como cabe esperar de un monarca
las costumbres del pueblo que abarca
la muralla que envuelve el poblado.
La señora de estirpe Alexandros
de quien quince llevaron el nombre
(natural es que aquesto os asombre
pues extraño es el nombre e inusado);
que se sepa, sus nombres son Brahne
como príncipe, y Raza el segundo,
y lo sabe la urbe y el mundo
porque el mundo la urbe ha domado.
A sus órdenes viven millones,
aunque hay una que brilla y destaca:
con florete defiende y ataca
y encabeza un ejército osado.
Bajo el nombre de Beatrix lucha,
y nació y morirá y es leyenda
pues librando sangrienta contienda
no le hay vez en que no haya ganado.
De moral veleidosa y cambiante
se cuestiona sus votos y bando
y aunque empieza mostrándose al mando
de imperial batallón avezado,
pasará en ocasión a ayudar
a la causa del caco Zidane
y su hueste de socios que van
persiguiendo a Babel encarnado.
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