Vastedad
Doña Amanda de Azcárraga y Abad
y un tal José hablaban en un bar,
y José le decía: "el observar
el cielo sana el alma, ¡y es verdad!
¡Y no es solo el cielo! Ved, mirad
más allá de esos árboles, al mar.
No le es único al cielo el asombrar
al hombre. Lo hace, pues, la vastedad."
Doña Amanda, intrigada, hizo tal cual
lo que dijo aquel hombre con gabán.
Hubo silencio por respuesta, tal
como el de un muerto a los que andando van.
Una víctima más de esa letal
totalidad, angélico Arimán.
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