Kefka

                                                

Kefka


¡Ardan Troya y Cartago! ¡Ardan Roma y Bizancio!
¡Ardan París y Londres! ¡Ardan Tokio y Pekín!
¡Arda el mundo al completo, tan desalmado y rancio!
¡Temblad, emperadores! ¡Yo seré vuestro fin!
¡Miradme, viejos dioses, hacer vuestro trabajo!
¡Miradme aniquilando sin pausa y a destajo!

¿Piedad? No la conozco, ni el mundo habrá piedad.
Rendirán cien imperios a mis pies sus pendones
y en el fuego del fin les daré la igualdad,
en latón convirtiendo la honra de las naciones.
Que no tengo tesoro, que es mi dios Destrucción
y pronuncio en su nombre hoy vuestra extremaunción.

¿Qué son latones bastos? ¿Qué el áspero fustán
con que os engalanáis, ahora, en vuestra muerte?
El oro y la corona... ahora, ¿dónde están?
Pues, sabed, que es allí donde os lleva la suerte.
No lloréis, grandes reyes, que todo el mundo veis
arder, pues polvo sois y al polvo volveréis.






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