Mirar arriba
He de reconocerlo, seguidores de Cristo,
que el placer más supremo se encuentra allá en los cielos,
que los que hay en la Tierra son engaños, son velos
que truecan en valor lo sentido y lo visto.
¡Un espejismo tal no lo pudo Mefisto!
¿¡Qué poderoso diablo de tartáricos suelos
o agente de Arimán, en sus salvajes celos,
de tanto fue capaz de habernos desprovisto!?
¡Creyentes del planeta, recuperad la gloria
que el señor os legó! ¡Que os vuelva a la memoria
que hogar como el Elíseo para el hombre no hay dos!
¡Ateos del planeta, alzad vuestras cabezas!
¡Ved, posados en Gaia, de Urano las proezas
y ahí veréis, humanos, la grandeza de Dios!
Comentarios
Publicar un comentario